Fotoprotección
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Fecha: 10 de febrero de 2020
Autores: XXXXX
Palabras clave: XXXX
El sol emite un conjunto de radiaciones electromagnéticas y parte de ellas puede alcanzar la superficie de la tierra: ultravioleta (UV), luz visible e infrarroja. Si bien poseen efectos beneficiosos en el ser humano, pueden tener efectos perjudiciales en la piel.
La radiación UV que alcanza la superficie terrestre y que produciría más daño, es la ultravioleta B (UVB, 290-320 nm) y la ultravioleta A (UVA, 320-400 nm).
Sus efectos inmediatos incluyen:
- Enrojecimiento (quemadura solar)
- Pigmentación oscura
- Bronceado
- Engrosamiento de la piel
- Formación de radicales libres (que intervienen en los procesos de envejecimiento celular)
- Síntesis de vitamina D (necesaria para la integridad de los huesos y dientes).
Los efectos a largo plazo comprenden:
- Envejecimiento cutáneo.
- Disminución de las defensas.
- Aparición y desarrollo de cáncer de piel.
- Empeoramiento de erupciones relacionadas con la radiación solar.
Evitar el sol
Principalmente entre las 10 y las 16 hs. Recordar que cuanto menor es la sombra que produce el cuerpo, más intensa será la radiación del sol.
Priorizar la sombra
Buscar árboles, sombrillas.
Protegerse aún en días nublados
Así como en todas las estaciones del año: la mayoría de las nubes no atenúa la radiación UV y algunas incluso pueden actuar como espejo, incrementando la intensidad de los rayos.
Tener cuidado con las superficies reflexivas
Como nieve, agua, arena, cemento.
Tener en cuenta que los rayos UVA atraviesan los vidrios (ventanas de autos y hogares, etc).
Evitar el uso de cama de bronceado artificial (camas solares).
Vestimenta:
Se recomienda usar camisa de manga larga y pantalones. Son preferibles las fibras de trama hermética, telas gruesas, tipo lycra, lana y materiales de poliéster. Los colores oscuros absorben más la radiación que los colores claros. Utilizar sombreros de ala ancha y anteojos de sol.
Fotoprotección local:
El uso regular de los protectores solares (agentes tópicos) ha resultado muy eficiente en cuanto a la prevención de los efectos indeseados de la radiación UV.
Su eficacia depende del tipo de filtro UV, de su fotoestabilidad y la adición de sustancias antioxidantes u otras que potencien su acción.
De acuerdo al filtro UV utilizado, los protectores solares se distinguen en:
- Inorgánicos (físicos), también conocidos como pantallas minerales. Éstos otorgan a la piel un aspecto blanquecino que los hace poco estéticos.
- Orgánicos (químicos): Al ser incoloros son cosméticamente más aceptados; sin embargo son más frecuentes las reacciones por contacto.
El factor de protección solar (FPS) hace referencia al tiempo requerido para que la radiación UVB del sol provoque un enrojecimiento en la piel. Se compara un sitio protegido por un filtro solar con otro sin protector. Por ejemplo, si se coloca un protector con un FPS 30, demorará 30 veces más en enrojecerse que el área no protegida.
La fotoestabilidad es una condición fundamental al evaluar la eficacia de un protector solar. Se refiere a la persistencia de su poder fotoprotector en el tiempo. Esto depende tanto de las características propias de la sustancia como de la interacción entre los diferentes componentes del protector solar.
Existen diferentes vehículos como crema, emulsión, loción, espuma, crema/gel, gel, spray, stick. Las emulsiones O/W (aceite en agua) son las preferidas porque se sienten más livianas en la piel; en cambio, las emulsiones W/O (agua en aceite) permiten mantener un FPS más elevado y son más resistentes al agua, pero no están recomendadas en pieles grasosas.
Recomendaciones: Utilizar protectores solares con FPS igual o mayor a 30, que proporcionen protección de amplio espectro contra los rayos ultravioleta A (UVA) y B (UVB), independientemente de que sus filtros sean orgánicos o inorgánicos.
Deben aplicarse generosamente 30 minutos antes de la exposición solar. Idealmente se recomienda previo a la exposición doble aplicación con un intervalo de 15 a 30 minutos. No olvidar orejas, cuello, dorso de manos, pies, labios y cuero cabelludo. Se estima que la cantidad necesaria para cubrir toda la superficie corporal es de aproximadamente 35-45 ml (equivalente a la cantidad de 1 vaso de chupito), o 2-3 cucharadas para el cuerpo y 1-2 cucharaditas para la cara y el cuello).
Repetir su aplicación cada 2 horas y después de sumergirse en el agua o sudar.
El uso de protectores solares está recomendado en niños mayores de 6 meses. En los menores es conveniente consultar con un especialista.
Fotoprotección oral:
Existen agentes sistémicos (orales) que son útiles para complementar la fotoprotección local, pero no son suficientes como una estrategia única.
Se incluyen entre ellos:
- Polypodium leucotomos: extracto de especies de helechos con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes.
- Carotenoides: forma de vitamina A presentes en algunos vegetales como pigmentos.
- Polifenoles: presentes en productos naturales que se hallan en legumbres secas, miel, vino tinto, chocolate, té verde.
- Antiinflamatorios no esteroides y aceites de pescado: disminuye la producción de sustancias inducidas por la radiación UV, que contribuyen al fotodaño.
- Vitaminas C y E: efecto antioxidante.
- Isoflavonas de soja: preservan los mecanismos de reparación celular.
- Nicotinamida: es una forma de vitamina B3 que protege contra la disminución de las defensas provocada por la radiación UV.
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Referencias Bibliográficas
- Li H, Colantonio S, Dawson A, Lin X et al. Sunscreen Application, Safety, and Sun Protection: The Evidence. J Cutan Med Surg. 2019; 23: 357-369.
- Narla S, Lim HW. Sunscreen: FDA regulation, and environmental and health impact. Photochem Photobiol Sci. 2020; 19: 66-70.
- Jansen R, Wang SQ, Burnett M, Osterwalder U et al. Photoprotection: part I. Photoprotection by naturally occurring, physical, and systemic agents. J Am Acad Dermatol. 2013; 69: 853.e1-12.