Forunculosis
Fecha de elaboración: 8 de agosto de 2023
Palabras clave: forúnculo, pus, dolor, infección, piel, estafilococo aureus
Un forúnculo es una infección que genera inflamación del folÃculo piloso (es decir, del sector de la piel donde emergen los pelos o vellos) y en el área circundante. Se presenta como un nódulo o bulto de tamaño variable (0.5 a 3 cm), enrojecido, caliente y oloroso. En ciertos casos puede asociarse a dificultad para movilizar la zona afectada. En dÃas, la lesión se ablanda y drena (o sale) pus o sangre al exterior. Luego de su curación, puede quedar una mancha o cicatriz de color más oscuro o más claro que la piel circundante, que puede ser de carácter transitorio o permanente. En forma poco frecuente, la bacteria puede diseminarse a través del torrente sanguÃneo y afectar otros órganos del cuerpo, generando compromiso del estado general, fiebre y diversos sÃntomas según el órgano afectado.
El forúnculo puede aparecer en cualquier parte de la piel en la que haya folÃculos pilosos: tronco, brazos, piernas, cara, cuero cabelludo, axilas o glúteos. Es una infección de piel frecuente, puede manifestarse con una o más lesiones en forma simultánea en el mismo individuo y afecta a adultos y niños.
Se denomina forunculosis a la aparición de forúnculos múltiples o que aparecen en forma repetida.
El forúnculo es una infección causada por una bacteria llamada Staphyloccus Aureus (SA). Existen diferentes variedades de esta bacteria según la respuesta (sensibilidad) a antibióticos: el SA meticilino sensible y el SA meticilino resistente de la comunidad (SAMR) son los agentes causales más frecuentes.
El SA intrahospitalario se asocia con poca frecuencia a forúnculos. El SA se encuentra en las fosas nasales y/o en la piel de algunas personas, incluso aunque no tengan forúnculos. El contagio se produce a partir del contacto directo piel con piel o a través de fómites contaminados con la bacteria (ropa, toallas, superficies).
La bacteria puede ingresar e infectar la piel cuando la misma está lastimada. Los factores que predisponen (o favorecen) al desarrollo de forúnculos pueden ser locales y sistémicos.
Factores locales: heridas o lastimaduras en la piel generadas por el rascado, traumatismos, el rasurado, la depilación o la presencia de otra afección en la piel.
Factores sistémicos: diabetes, inmunosupresión (disminución de las defensas) por enfermedades o medicamentos que la persona esté recibiendo por otra enfermedad y la obesidad.
También la falta de higiene personal y el convivir con personas que tienen forúnculos puede favorecer el desarrollo de esta infección.
El diagnóstico es clÃnico, a través del examen fÃsico realizado por un médico.
En algunos casos se le indicará una toma de muestra del pus o de la piel para realizar un cultivo y determinar la bacteria involucrada. El médico también puede llegar a solicitarle análisis de sangre para evaluar y descartar enfermedades predisponentes.
Hay enfermedades que pueden tener lesiones similares a los forúnculos como la hidradenitis supurativa, un quiste inflamado, la miasis forunculoide e infecciones producidas por micobacterias, entre otras. Es importante la evaluación por el médico, especialmente en lesiones de gran tamaño, dolorosas, múltiples, recidivantes o en individuos con disminución de las defensas.
En la medida que sea posible, es importante corregir los factores predisponentes para reducir el riesgo de reaparición de nuevos forúnculos.
Luego de la consulta inicial, el médico puede indicarle un control programado para evaluar la resolución del cuadro y examinar el resultado de los estudios.
El tratamiento se realiza con antibióticos tópicos (aplicados directamente sobre la piel) o sistémicos (pueden ser administrados por boca o por vÃa endovenosa). El médico determinará la forma de administración del antibiótico según la cantidad de forúnculos, el tamaño, la localización, la respuesta a tratamientos previos, el estado general e inmune del individuo y la presencia de enfermedades previas. En ciertos casos será necesaria la internación para realizar tratamiento endovenoso.
Además es fundamental realizar curaciones diarias de cada una de las lesiones y mantenerlas cubiertas con gasa para evitar el contagio hacia otras personas y el autocontagio hacia la misma persona con la aparición de nuevos forúnculos.
Es importante el lavado de manos frecuente, mantener buena higiene personal y las uñas cortas y limpias. Se debe evitar el rasurado o la depilación del área afectada porque puede generar nuevas heridas y puertas de entrada para la bacteria. La persona debe cambiarse la ropa diariamente.
Debido a que la bacteria puede estar en superficies, se recomienda limpiar con alcohol 70% las superficies de contacto frecuente como el celular, los picaportes, el control remoto, el volante, las mesadas, etc.
La ropa y las toallas pueden lavarse en el lavarropas con el jabón habitual, se sugiere con agua a temperatura mayor a 60 grados.
En personas con forunculosis el médico podrá indicarle tratamiento para reducir o eliminar la colonización bacteriana con lavados con jabón con clorhexidina y la aplicación de antibiótico tópico en las fosas nasales. Esto también puede indicársele a los convivientes.
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Referencias bibliográficas
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